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El síndrome de Asperger (SA) pertenece al grupo de trastornos neurológicos conocidos como "trastornos del espectro autista (TEA)". El SA se considera uno de los trastornos leves del espectro. Las personas que lo padecen tienen dificultades principalmente en tres áreas:
Algunas personas con TEA, incluidas las que padecen el SA, se clasifican como de alto funcionamiento. El autismo de alto funcionamiento (AAF) significa que estas personas no presentan un retraso en la adquisición del lenguaje y el desarrollo cognitivo típico de muchas personas que padecen trastornos del espectro autista. A menudo, las personas a quienes se les diagnostica el SA tienen una inteligencia normal o superior a lo normal. Asimismo, quienes padecen esta afección a menudo pueden asistir a escuelas normales y conservar sus empleos.
El SA no tiene cura, pero el diagnóstico precoz y la intervención inmediata pueden ayudar a que el niño se sienta menos incómodo en entornos sociales, pueda desarrollar su potencial y llevar una vida productiva.
Muchos de los síntomas de este trastorno provienen de cambios que se producen en el cerebro. Sin embargo, los médicos no han podido determinar con precisión qué es lo que provoca estos cambios. Los factores genéticos y la exposición a toxinas ambientales, tales como sustancias químicas o virus, se han identificado como posibles factores que contribuyen al desarrollo del trastorno. Los niños son más propensos que las niñas a desarrollar el SA.
Los síntomas varían de una persona a otra, pero los niños que padecen este trastorno a menudo manifiestan un énfasis obsesivo en un tema de interés acotado. Los niños con SA pueden desarrollar un interés al que dedican todo su tiempo en los horarios de los trenes o los dinosaurios, por ejemplo. Este interés puede ser el tema de conversaciones unilaterales con pares y adultos. La persona con SA no reconoce los intentos de la otra persona de cambiar el tema de conversación. Este es uno de los motivos por los cuales los niños con SA pueden considerarse personas que no se sienten a gusto en entornos sociales.
Las personas con SA tienen una dificultad extrema y sostenida para la interacción social. Como no pueden interpretar las expresiones faciales y el lenguaje corporal, a muchos niños con SA les cuesta reconocer los sentimientos de los demás. Muchas de las personas que padecen este trastorno no mantienen contacto visual al hablar con los demás. Las personas con SA también pueden hablar en un tono monótono y realizar pocas expresiones faciales. También pueden tener dificultad para saber cuándo bajar el volumen de la voz para adaptarse al lugar en el que se encuentran.
Los niños con SA también pueden tener dificultades con las destrezas motrices básicas, tales como correr o caminar. Pueden sufrir una falta de coordinación y es posible que no puedan realizar determinadas actividades, tales como escalar o montar en bicicleta. A menudo se describe a los niños con SA como inquietos e incómodos.
No hay un único análisis que pueda determinar si su hijo sufre de SA. En muchos casos, los padres informan retrasos o dificultades en el desarrollo o las conductas. Si su hijo está en edad escolar, es posible que el maestro observe problemas en el desarrollo. Es importante que le informe al médico sobre estos problemas.
De este modo, el médico podrá evaluar a su hijo en áreas clave tales como:
Debido a que no existen análisis específicos para diagnosticar el SA, muchos pacientes han recibido un diagnóstico incorrecto de otros problemas de salud, tales como trastorno de hiperactividad con déficit de atención (THDA). Si esto sucede, es posible que deba someter a su hijo a una nueva evaluación para determinar el diagnóstico correcto.
El síndrome de Asperger no tiene cura. Sin embargo, existen distintos tratamientos que pueden aliviar los síntomas del trastorno y ayudar a su hijo a desarrollar plenamente su potencial. El tratamiento a menudo se basa en los síntomas específicos del niño.
En muchos casos, se utilizan medicamentos para tratar los síntomas del SA. Algunos ejemplos incluyen:
Si bien los medicamentos pueden ser útiles para controlar los síntomas del SA, existen otros tratamientos que pueden mejorar las destrezas comunicativas, la regulación emocional y la interacción social. Muchos niños con SA también reciben:
Los padres a menudo también reciben terapia. La capacitación para padres puede ayudarlo a enfrentar los desafíos que implica criar un niño con SA.
Si bien no existe cura para el SA, muchos niños que padecen el trastorno llevan una vida sana y productiva en su adultez gracias al tratamiento inmediato y la intervención precoz. Si bien muchos luchan con las interacciones sociales, la mayoría de los adultos con SA pueden vivir de forma independiente.
Escrito por (en Inglés): Darla Burke
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Wider, MD