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El síndrome de fatiga crónica (SFC) es un trastorno debilitante caracterizado por una intensa fatiga que no desaparece al dormir. Las actividades mentales y físicas pueden empeorar los síntomas. Cuando la fatiga no puede vincularse a una causa específica, es posible que su médico clasifique su afección como SFC.
El SFC es un diagnóstico controvertido, y la comunidad médica aún debate sobre la mejor forma de diagnosticarlo. Sin embargo, importantes organizaciones de información de salud, tales como Mayo Clinic y los Centers for Disease Control and Prevention [Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC], reconocen al SFC como una afección clínica con entidad propia.
Se desconoce la causa del SFC. Los investigadores especulan que los virus, la presión arterial baja, las deficiencias inmunitarias y los trastornos hormonales podrían contribuir a su aparición.
Algunas veces, el SFC aparece después de una infección viral. Los virus que posiblemente puedan estar vinculados al SFC incluyen los siguientes:
Las personas que padecen el SFC algunas veces presentan sistemas inmunitarios debilitados, pero los médicos no saben si tal debilitamiento es suficiente para desencadenar la enfermedad.
Las mujeres de entre 30 y 50 años componen el grupo más frecuentemente afectado por el SFC. Por lo tanto, la edad y el sexo pueden aumentar el riesgo. Las personas con sobrepeso o sedentarias también son más propensas a padecer el SFC. La predisposición genética, las alergias, el estrés y los factores ambientales también pueden aumentar el riesgo.
Los síntomas del SFC varían en función del paciente y la gravedad de la afección. El síntoma más frecuente es una fatiga lo suficientemente intensa como para interferir en sus actividades cotidianas. Para diagnosticar el SFC, la fatiga debe prolongarse durante al menos seis meses y no debe aliviarse al dormir.
Otros síntomas del SFC incluyen:
También es posible que experimente malestar o que sienta una fatiga extrema después de realizar actividades físicas o mentales. Este estado puede extenderse durante más de 24 horas después de la actividad.
Los CDC estiman que de los uno a cuatro millones de estadounidenses con SFC, apenas el 20 por ciento ha recibido un diagnóstico. No existen análisis de laboratorio que permitan detectar el SFC. Quienes padecen esta afección no tienen aspecto de una persona enferma y los síntomas son similares a los de muchas enfermedades. Por lo tanto, es un trastorno extremadamente difícil de diagnosticar.
Para que se le diagnostique SFC, debe presentar al menos cuatro de los síntomas mencionados. Además, debe sentir una fatiga inexplicable que no se alivia al dormir. La fatiga y los demás síntomas deben durar seis meses o más. Descartar otras causas de la fatiga es una parte clave del proceso de diagnóstico.
El SFC puede confundirse con muchas otras afecciones debido a que los síntomas de este trastorno son muy frecuentes. Todas las siguientes afecciones tienen síntomas en común con el SFC:
También puede experimentar síntomas del SFC si tiene un sobrepeso importante o trastornos depresivos o del sueño. Los efectos secundarios de determinados medicamentos, tales como los antihistamínicos y el alcohol, también pueden ser similares a los síntomas del SFC.
Por el momento, no existe cura para el SFC. Cada paciente presenta síntomas diferentes; por lo tanto, el tratamiento varía.
Modificar su estilo de vida puede ayudar a aliviar los síntomas. Restringir o evitar el consumo de cafeína lo ayudará a dormir mejor y a paliar el insomnio. También debe restringir el consumo de nicotina y la ingesta de alcohol. Intente no dormir la siesta durante el día. Establezca una rutina de sueño: debe acostarse a la misma hora todas las noches e intentar levantarse cerca de la misma hora todas las mañanas.
Tómese su tiempo durante las actividades. Sobreexigirse puede empeorar los síntomas e inducir un episodio de fatiga. Evite el estrés emocional y físico. Tómese un tiempo todos los días para relajarse o participar en actividades que disfrute hacer.
Al parecer, existen dos tipos de terapia que benefician a los pacientes con SFC. Uno de ellos es la terapia psicológica para ayudarlo a enfrentar el SFC y mejorar su estado mental. El otro es la fisioterapia. Un fisioterapeuta puede evaluarlo y crear una rutina de ejercicios que vaya aumentando paulatinamente su intensidad. Esto se conoce como "terapia de ejercicio gradual" o "TEG".
No existe ningún medicamento con el que puedan tratarse todos los síntomas. Asimismo, los síntomas pueden cambiar con el transcurso del tiempo. En muchos casos, el SFC puede desencadenar una depresión, para la cual posiblemente necesite tomar un antidepresivo. Si los cambios en su estilo de vida no logran brindarle una noche de sueño reparador, es posible que su médico le sugiera que tome algún somnífero. Los analgésicos también lo ayudan a aliviar los dolores y el dolor articular que provoca el SFC.
La acupuntura, el tai chi, el yoga y los masajes pueden ayudarlo a aliviar el dolor asociado con el SFC. Siempre consulte a su médico antes de comenzar cualquier tratamiento alternativo o complementario.
El SFC puede traer aparejados depresión y aislamiento social. La fatiga crónica también le impondrá ciertas restricciones en su estilo de vida. Es posible que deba faltar al trabajo o que no pueda pasar el tiempo que quisiera con su familia y amigos.
Escrito por (en Inglés): Christine DiMaria
Revisado médicamente (en Inglés)
: George Krucik, MD