La ansiedad y los pensamientos angustiantes generalmente interfieren en la capacidad de una persona para concentrarse en una única tarea. También, a menudo, le resulta difícil dejar de lado la preocupación una vez que esta se ha presentado.
Con frecuencia, no es posible para la persona identificar o reconocer el origen de la ansiedad, lo cual puede perpetuar la ansiedad aún más y originar la sensación de estar volviéndose loca, y esto, a su vez, genera un proceso problemático.
Los síntomas de la ansiedad incluyen los siguientes:
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incapacidad de lidiar con el estrés
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hiperactividad o sensación de vivir al límite
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cansancio frecuente
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dificultad para concentrarse
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irritabilidad
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tensión muscular
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temblores
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cefaleas
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trastornos del sueño, como dificultad para conciliar el sueño o sueño inquieto
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sobresaltos frecuentes
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manos frías y sudadas
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náuseas
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diarrea
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sensación de tener un nudo en la garganta
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síntomas de la depresión
Ataques de pánico
Las personas que sufren de ansiedad también pueden llegar a presentar ataques de pánico o ataques repentinos de preocupación o miedo inesperados, que pueden ser miedos relacionados con una catástrofe inminente, como la muerte, la locura o la pérdida del conocimiento, y que, a menudo, pueden hacer que la persona se sienta atrapada.
Entre los síntomas físicos de un ataque de pánico, se incluyen los siguientes:
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taquicardia
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falta de aire
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temblores
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sudoración
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mareos
Por lo general, los ataques duran entre 10 y 20 minutos, pero, para la persona que los sufre, pueden parecer eternos. Luego del ataque, la persona puede sentirse ansiosa, exhausta o perturbada.
Además, quienes tienen estos ataques en forma frecuente también pueden presentar ansiedad con respecto a su aparición.
Escrito por (en Inglés): the Healthline Editorial Team
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH
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