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Los testículos son los órganos sexuales masculinos responsables de producir espermatozoides y hormonas. Se forman en el abdomen y generalmente descienden al escroto durante el desarrollo fetal. Un testículo que no ha descendido se produce cuando uno o ambos testículos permanecen en el abdomen.
En general, esta afección frecuente se resuelve de manera espontánea durante los primeros meses de vida. Sin embargo, en algunos casos, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para corregir el problema.
El término médico con el que se designa a un testículo que no ha descendido es criptorquidia.
Al observar el escroto del bebé (el órgano similar a una bolsa que se encuentra debajo del pene), debería poderse distinguir o palpar dos testículos bien diferenciados. En los bebés que tienen criptorquidia, el escroto puede tener el aspecto de una bolsa vacía o verse desigual o más pequeño que lo normal.
Si bien se desconoce la causa exacta de la criptorquidia, los investigadores creen que se debe a una combinación de determinados factores. Entre ellos, se incluyen los siguientes:
Los médicos consideran que el nacimiento prematuro es uno de los principales factores de riesgo de la criptorquidia.
Según la Nemours Foundation [Fundación Nemours, NF], alrededor de un tercio de los varones prematuros presentan esta afección (Nemours). Según PubMed Health, también la tienen aproximadamente del tres al cuatro por ciento de los varones nacidos a término (PubMed).
En algunos bebés, la causa de la criptorquidia puede deberse a que el tejido fibroso o muscular de la ingle no tiene la extensión suficiente para permitir el descenso del testículo. Este problema puede corregirse quirúrgicamente.
Si no se trata, la criptorquidia puede afectar la fecundidad del hombre. El aumento de la temperatura corporal puede repercutir en el desarrollo de los testículos y la producción de espermatozoides. Los hombres con criptorquidia en ambos testículos tienen más probabilidades de sufrir problemas de esterilidad que aquellos en los cuales el problema afecta un solo testículo.
Los hombres con criptorquidia son más propensos a tener una hernia inguinal, que es una afección en la cual el intestino sobresale a través de un área debilitada de la pared abdominal. Esta afección, caracterizada por un dolor intenso, solo puede corregirse mediante una intervención quirúrgica.
Según PubMed Health, la criptorquidia es un factor de riesgo del cáncer testicular, incluso una vez que se ha corregido. Esto se aplica tanto para el testículo que desciende como para el que no (PubMed).
Además, los hombres que padecen esta afección pueden tener vergüenza por sentirse diferentes.
Según la Nemours Foundation, el médico puede palpar un testículo que no ha descendido en el abdomen en el 70 por ciento de los casos (Nemours).
Sin embargo, en el 30 por ciento restante, no es posible palpar el testículo que no ha descendido y, en algunos casos, quizás el segundo testículo no se encuentre presente.
Una radiografía o una ecografía pueden ser de utilidad para detectar la afección y confirmar el diagnóstico. Las pruebas de diagnóstico por imágenes, incluida la resonancia magnética (RM) con medio de contraste, permiten confirmar la presencia o ausencia del testículo.
Existen dos afecciones de características similares a la criptorquidia. Una de ellas es la llamada testículo retráctil, en la cual un testículo se desplaza entre la ingle y el escroto. En general, esta afección desaparece cuando el niño alcanza determinada edad. La segunda es la llamada testículo en ascensor, en la cual un testículo regresa a la ingle y no puede volver a desplazarse al escroto fácilmente.
El pronóstico para los hombres que tienen criptorquidia es muy favorable. Normalmente, los testículos descienden de manera espontánea antes de que el bebé cumpla los seis meses de vida. En ese momento, el pediatra le realizará una exploración física. En caso de que los testículos no hayan descendido, es posible que recomiende realizar algunas pruebas.
Para favorecer el descenso del testículo, pueden usarse hormonas que estimulan la producción de testosterona. Este método de tratamiento, que consiste en aplicar inyecciones de la hormona coriogonadotropina (HCG), tiene una tasa de éxito de alrededor del 20 por ciento, según Docimo et ál. (Docimo et ál.). Sin embargo, además de no ser tan eficaz como una intervención quirúrgica, la hormonoterapia puede provocar pubertad precoz.
El médico posiblemente recomiende una intervención quirúrgica si uno o ambos testículos no han descendido cuando el niño cumple el primer año de vida. Esta cirugía se denomina orquidopexia y generalmente se realiza de manera ambulatoria. Consiste en realizar una incisión pequeña en la ingle para permitir que el testículo descienda hasta la posición correcta. La recuperación generalmente lleva alrededor de una semana.
A veces, el exceso de tejido es lo que le impide al testículo descender hacia el escroto. En estos casos, el médico puede extirpar el tejido excedente. En otros casos, puede ser necesaria una cirugía para elongar el ligamento que sostiene el testículo y permitirle al testículo descender a una posición normal. En algunos casos, el testículo no se ha desarrollado correctamente o contiene tejido anormal o necrosado. El cirujano puede solucionar este problema extirpando la totalidad de este tejido testicular.
En los casos de hombres que han alcanzado la adultez y no han recibido tratamiento para la afección, suele extirparse el testículo, ya que lo más probable es que no produzca espermatozoides.
Escrito por (en Inglés): Rachel Nall
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Wider, MD