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Los primeros estadios del melanoma, es decir, cuando aún no se ha diseminado, pueden tratarse, normalmente, mediante cirugías para extirpar las células cancerosas y parte del tejido que las rodean. Si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos, quizás deban extirparse esos ganglios también.
El tratamiento es más complejo para el cáncer que se ha diseminado a otros órganos. Debido a que a esta altura, por lo general, el melanoma ya no puede curarse, el tratamiento se basa en reducir el tamaño del tumor y aliviar los síntomas. Sin embargo, siguen realizándose descubrimientos y avances en los tratamientos para curar los casos más graves de melanoma.
Las opciones de tratamiento son las siguientes:
La cirugía suele ser el primer paso para tratar el melanoma y puede utilizarse para extirpar el tumor y, tal vez, parte del área que lo rodea. Una vez que se extraen las células cancerosas, puede ocurrir que ya no se necesite ningún otro tratamiento. En muchos casos, la intervención quirúrgica de los melanomas de menor volumen puede practicarse en el consultorio del médico o como un procedimiento ambulatorio. En este caso, se adormece el área afectada y se extirpa quirúrgicamente el melanoma.
La quimioterapia suele utilizarse como un método adicional de tratamiento luego de la cirugía en los casos más avanzados de melanoma. Los fármacos de quimioterapia, ya sea que se administren por vía oral, tópica o intravenosa, destruyen las células cancerosas.
La quimioterapia se lleva a cabo en ciclos, intercalados con períodos de descanso. Según la American Cancer Society [Sociedad Americana contra el Cáncer], la quimioterapia es menos eficaz en el caso del melanoma en comparación con otros tipos de cáncer. Sin embargo, el tratamiento puede ser útil para aliviar algunos síntomas en los casos avanzados de la enfermedad.
Como la quimioterapia destruye tanto las células cancerosas como las normales, es posible que se presenten efectos secundarios, por ejemplo:
En la actualidad, siguen efectuándose estudios con respecto a los beneficios de los fármacos antiangiogénicos, un tipo de fármacos que previenen la formación de nuevos vasos sanguíneos y, de este modo, detienen el riego sanguíneo hacia las células cancerosas. Aunque aún se consideran experimentales, estos fármacos podrían ser muy prometedores como alternativa para combatir el melanoma.
En la inmunoterapia se utilizan medicamentos a base de proteínas, como interferón, que permiten reactivar el sistema inmunitario, y que pueden utilizarse junto con otros tratamientos. Por ejemplo, en el caso de los pacientes con melanomas de menor volumen, tal vez parezca que las células cancerosas se extirparon completamente mediante la cirugía, pero es posible que aún queden pequeños restos. Para que las células no se expandan, se aplica una inyección de proteínas para reforzar el sistema inmunitario y evitar el crecimiento de las células restantes.
Generalmente, la radioterapia no suele aplicarse al tumor original, sino que se utiliza en los ganglios linfáticos cercanos después de la cirugía para evitar que el cáncer vuelva a aparecer. Este tratamiento se usa también para aliviar los síntomas dolorosos que son consecuencia de la diseminación del cáncer hacia otras partes del cuerpo. Los efectos secundarios pueden incluir fatiga, náuseas y vómitos, y comúnmente desaparecen cuando finaliza el tratamiento.
La detección precoz del melanoma es crucial para poder curar la enfermedad ya que, cuando se disemina hacia los ganglios linfáticos u otros órganos, es mucho más difícil de tratar. Antes de la década de 1990, cuando comenzó a utilizarse la biopsia de ganglio linfático centinela (SLNB), los pacientes contaban con dos opciones: la extirpación total de los ganglios linfáticos o un período de observación y espera, lleno de ansiedad, para ver cómo evolucionaba la enfermedad. La primera opción traía aparejados problemas graves de salud. Las complicaciones como inflamación de los tejidos y adormecimiento eran posibles efectos secundarios cuando se extirpaban los ganglios linfáticos por completo: un procedimiento innecesario en muchos pacientes. La cantidad de pacientes en los que deben extirparse los ganglios linfáticos por completo es relativamente baja: abarca solo el 20 por ciento de los pacientes con melanoma, según el National Cancer Institute [Instituto Nacional del Cáncer]. La segunda opción, evidentemente, tampoco era muy adoptada.
Las innovaciones permitieron que el Dr. Donald Morton del John Wayne Cancer Institute [Instituto Oncológico John Wayne, JWCI] desarrollara la SLNB. Este nuevo procedimiento permite a los médicos examinar los ganglios centinela para poder determinar los pasos que deben seguirse. Según informa el National Cancer Institute, teniendo en cuenta los resultados del estudio efectuado en 1992 por el Dr. Morton, los ganglios linfáticos circundantes deben extirparse solo si se descubre que los ganglios centinela son cancerosos. Aunque aún resta mucho por investigar, esta tecnología innovadora permitió realizar grandes avances en el diagnóstico de los estadios del melanoma y el diseño de un plan de tratamiento. Al identificar y extirpar los ganglios centinelas del paciente, el médico puede determinar si es necesario extirpar todos los ganglios linfáticos. En septiembre de 2006 se publicaron en The New England Journal of Medicine los resultados de un estudio de seguimiento llevado a cabo por el JWCI, en el que los investigadores afirmaron que la SLNB es un método útil para determinar si el melanoma se ha diseminado hacia los ganglios linfáticos, lo que da como resultado un aumento significativo en los índices de supervivencia de los pacientes.
Escrito por (en Inglés): the Healthline Editorial Team
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH