Join AARP
Get exclusive member benefits & effect social change. Join Today
Your email address is now confirmed.
You'll start receiving the latest news, benefits, events, and programs related to AARP's mission to empower people to choose how they live as they age.
You can also manage your communication preferences by updating your account at anytime. You will be asked to register or log in.
In the next 24 hours, you will receive an email to confirm your subscription to receive emails related to AARP volunteering. Once you confirm that subscription, you will regularly receive communications related to AARP volunteering. In the meantime, please feel free to search for ways to make a difference in your community at www.aarp.org/volunteer
Get exclusive member benefits & effect social change. Join Today
No existe cura para la artritis reumatoide (AR), así que los tratamientos se enfocan en reducir los síntomas, mantener en funcionamiento las articulaciones y demorar la evolución de la enfermedad.
El mantener los músculos sanos y fuertes puede ayudar a quienes padecen AR a mantener la flexibilidad y movilidad. Sin embargo, durante las exacerbaciones, descansar los músculos ayuda a reducir la inflamación y el dolor. El equilibrio minucioso de descanso y ejercicio -descansar más cuando los síntomas empeoran, hacer más ejercicio más cuando se alivian- reducirá en general los síntomas de la AR.
Un fisioterapeuta o un terapeuta ocupacional analizará sus problemas y síntomas individuales y le ofrecerá soluciones para ayudar a aliviar el dolor e hinchazón y para mejorarle la calidad de vida. Entre éstas se pueden encontrar: usar una férula para brindar apoyo a las articulaciones dolorosas y usar diversos dispositivos de asistencia tales como agarraderas, calzadores de mango largo, zapatos extra profundos con suelas semi-rígidas e inodoros altos, para facilitar y hacer menos dolorosas las actividades diarias.
Como primer tratamiento para la AR casi siempre se recurre a la terapia farmacológica. Hay cuatro categorías principales de fármacos para la AR: medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), que se utilizan a largo plazo para aliviar el dolor y la inflamación; corticoesteroides, que se utilizan a corto plazo para aliviar el dolor e inflamación severos; fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME), que retrasan la evolución de la AR de varias maneras; y agentes biológicos, que interrumpen el proceso inflamatorio del organismo.
En general la cirugía es el último recurso para tratar la AR y se realiza si las articulaciones están muy dañadas o si la terapia farmacológica deja de tener efecto. Hay diversos tipos de cirugía para la AR:
En este tipo de cirugía se extraen completamente las partes dañadas de la articulación y se reemplazan con prótesis de metal o plástico. La artroplastia es una solución a largo plazo, pero el reemplazo de muchas articulaciones, como en las muñecas y manos, puede ser complejo y costoso.
.
Los tendones son hebras de tejido que conectan los músculos a los huesos, posibilitando así el movimiento. La AR puede dañar los tendones y hasta hacer que se rompan. En este tipo de cirugía, que es más común en las manos, los tendones dañados vuelven a fiarse y repararse, con lo cual se restaura el movimiento y el funcionamiento.
En este tipo de cirugía se extirpa el tejido sinovial inflamado (la membrana que rodea las articulaciones, cuya inflamación es responsable de la AR), lo cual reduce el dolor y la hinchazón. Sin embargo, es imposible extraer todo el tejido sinovial y el mismo volverá a crecer después de la cirugía, de modo que la sinovectomía es, en el mejor de los casos, una solución temporal. Es poco común que se realice únicamente una sinovectomía. La misma puede combinarse con artroscopía y reconstrucción del tendón.
Si no se puede reemplazar la articulación, el médico podría decidir realizar este tipo de cirugía en la cual se extrae la articulación dañada y se fusionan los huesos afectados, para lo cual se utilizan frecuentemente injertos óseos de la pelvis del paciente. La fusión articular limita el movimiento pero reduce el dolor y evita que continúen dañándose los huesos. Se utiliza comúnmente para muñecas, tobillos, dedos de las manos y pies, pulgares o caderas.
Escrito por (en Inglés): the Healthline Editorial Team
Revisado médicamente (en Inglés)
: Olga Norstrom, M.Sc., M.A.