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El mejor tratamiento dependerá de la naturaleza individual y de la gravedad de la afección en el momento del diagnóstico. Generalmente, los programas de tratamiento empiezan con tratamientos leves y no lesivos, y tal vez continúen con tratamientos más lesivos si los síntomas no desaparecen con un tratamiento conservador.
Mediante algunos cambios básicos en el estilo de vida, es posible controlar los síntomas.
Un estilo de vida activo puede conservar la salud de las articulaciones, aliviar la rigidez, aliviar el dolor y el cansancio y aumentar la fuerza muscular y ósea. Los especialistas recomiendan ejercicio de bajo impacto, como los ejercicios aeróbicos, de fuerza y de elongación.
Un régimen alimentario bajo en grasas, con alto contenido de cereales integrales, frutas y verduras ricas en fibra, mejorará la nutrición. Mediante un régimen alimentario saludable, se podrá perder peso. De esta manera, los síntomas de la artrosis se aliviarán ya que se reduce la presión en las articulaciones y la inflamación generalizada debido al exceso de peso.
Se debe descansar lo suficiente. Se recomienda dormir de ocho a 10 horas por noche. Las investigaciones revelan que el cansancio aumenta el dolor en muchas afecciones.
Tanto el frío como el calor pueden ser útiles cuando se manifiestan los síntomas de la artrosis. Aplicar un poco de hielo en una toalla (una bolsa de verduras congeladas también sirve) en el área donde duele durante 20 minutos estrecha los vasos sanguíneos. De esta manera, se reduce el líquido en el tejido y disminuye la inflamación y el dolor en el área. Puede repetir este procedimiento dos o tres veces por día.
También puede realizar el mismo patrón de 20 minutos con una botella con agua caliente o una almohadilla caliente (puede encontrarlas en la farmacia local). El calor expande los vasos sanguíneos y aumenta la circulación. La sangre transporta nutrientes y proteínas vitales para la reparación del tejido en peligro.
Existen varios tipos de opciones de medicamentos de venta libre para aliviar las molestias menores, el dolor y la inflamación relacionados con la artrosis.
Es un analgésico de venta libre que alivia el dolor, pero no la inflamación.
Los medicamentos antinflamatorios no esteroides (AINE) pueden combatir con eficacia las molestias y los dolores relacionados con la artrosis. Sin embargo, su uso prolongado podría causar hemorragias gastrointestinales y malestar estomacal.
Existe una variedad de cremas y geles para aliviar el dolor de la artrosis. Es posible que contengan principios activos como mentol (Ben Gay, Stopain) o capsaicina (Capzasin, Zostrix), que se obtiene del ají picante.
Si los síntomas de la artrosis empeoran y empiezan a afectar la calidad de vida o impiden que lleve a cabo las tareas diarias cotidianas, el médico podría recetarle medicamentos más fuertes para controlar el dolor y la inflamación.
Estas inyecciones, que contienen un corticoesteroide, reducen la hinchazón y alivian la inflamación y el dolor en las articulaciones afectadas por la artrosis.
Los AINE recetados tienen el mismo efecto que los de venta libre, pero vienen en dosis más fuertes. Como se mencionó anteriormente, pueden causar efectos secundarios desagradables en algunas personas. Esta clase de medicamentos incluye:
Es un analgésico recetado y, en algunas personas, posiblemente cause menos efectos secundarios que los AINE.
Los analgésicos más fuertes pueden aliviar el dolor intenso. Entre ellos, se incluyen los siguientes:
La inyección de ácido hialurónico es una nueva opción para los pacientes con artrosis sintomática de la rodilla. El tratamiento incluye una serie de inyecciones en la articulación de la rodilla. La experiencia y los estudios clínicos de los productos disponibles, denominados hialuronano e hilano G-F 20, suponen efectos beneficiosos con reacciones adversas mínimas en una cantidad considerable de pacientes. Si bien es una tecnología moderna que no ayuda a todos los pacientes, aparentemente alivia el dolor en algunos de ellos. Este tratamiento resulta adecuado si los cambios en el estilo de vida y los tratamientos médicos tradicionales no aliviaron el dolor de la artrosis de la rodilla. La inyección quizás sea especialmente útil para los pacientes de más de 60 años.
En algunos casos, la fisioterapia puede ser útil para mejorar la fuerza muscular, aumentar la amplitud de movimiento de las articulaciones rígidas y aliviar el dolor. Consulte al fisioterapeuta que le brindará un programa de ejercicios personalizado en función de la gravedad de la artrosis. Las tablillas, las plantillas o los soportes ortopédicos quizás proporcionen apoyo a las articulaciones debilitadas, disminuyan la presión en los huesos lesionados y alivien el dolor considerablemente.
En casos de artrosis particularmente graves, es posible que se requiera una intervención quirúrgica para reemplazar o reparar las articulaciones dañadas. Entre los tipos de intervenciones que se emplean para tratar la artrosis, se incluyen los siguientes:
Mediante la intervención de reemplazo de articulación o artroplastia, se extraen las superficies de articulaciones dañadas y se las reemplaza con prótesis de plástico o metal. Los tipos más comunes son el reemplazo de cadera y el de rodilla. Sin embargo, también pueden reemplazarse las articulaciones de los hombros, los codos, los dedos y los tobillos. Las articulaciones protésicas duran aproximadamente 20 años. Sin embargo, la duración de un reemplazo de articulación depende de cómo se usa esa articulación. Si es necesaria una intervención quirúrgica, el reemplazo de articulación es la intervención elegida, especialmente para los pacientes mayores.
En una intervención quirúrgica denominada osteotomía, se reduce el hueso afectado por la artrosis con el fin de aliviar la presión en la parte dañada del hueso o la articulación. Debido a que el reemplazo de articulación es generalmente la intervención quirúrgica elegida, la osteotomía se realiza solo en pacientes jóvenes, para los que el reemplazo de articulación no es viable.
En esta intervención, también denominada artrodesis, los huesos de una articulación se fijan permanentemente con el fin de aumentar la estabilidad de la articulación y aliviar el dolor. Lamentablemente, por lo general esta intervención causa que la amplitud de movimiento de la articulación sea limitada o nula. Sin embargo, en casos graves de artrosis, quizás sea la mejor forma de aliviar el dolor crónico y debilitante.
En esta intervención quirúrgica, un cirujano recorta el cartílago desgarrado y dañado de una articulación. En el pasado, esta intervención era popular para el tratamiento de la artrosis de rodilla. Sin embargo, estudios recientes demostraron que no es más eficaz que los medicamentos o la fisioterapia para el tratamiento del dolor a largo plazo.
Escrito por (en Inglés): the Healthline Editorial Team
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH