Join AARP
Get exclusive member benefits & effect social change. Join Today
Your email address is now confirmed.
You'll start receiving the latest news, benefits, events, and programs related to AARP's mission to empower people to choose how they live as they age.
You can also manage your communication preferences by updating your account at anytime. You will be asked to register or log in.
In the next 24 hours, you will receive an email to confirm your subscription to receive emails related to AARP volunteering. Once you confirm that subscription, you will regularly receive communications related to AARP volunteering. In the meantime, please feel free to search for ways to make a difference in your community at www.aarp.org/volunteer
Get exclusive member benefits & effect social change. Join Today
Las pruebas de detección del cáncer son análisis que ayudan a identificar la presencia de un cáncer antes de que aparezcan los síntomas. Lamentablemente, al presente no hay pruebas de detección para el linfoma. Como se dijo en la sección de diagnóstico, el único análisis concluyente para linfoma es una biopsia (toma de muestra de lo que se sospecha es un tumor) y el examen de las células para saber si hay anomalías. En algunos casos, los médicos podrían ordenar análisis de otros fluidos corporales, como por ejemplo:
Estos análisis se hacen para que el médico pueda definir en qué estadio está el linfoma que se ha diagnosticado. La estadificación se realiza para determinar cuán lejos podrían haberse esparcido los tumores. En general, los tumores localizados en un sitio son menos graves que los que se han diseminado (esparcido) hacia otros tejidos u órganos.
Un patólogo (médico que identifica células cancerosas) o un hematólogo (especialista en trastornos de la sangre) puede aportar mucha información acerca de una muestra cuando examina las células al microscopio. Su objetivo es buscar anomalías en forma, tamaño, aspecto y distribución y podrá diagnosticar el tipo de linfoma en forma categórica. Sin embargo, podrían necesitarse otros análisis o metodologías para hacer diagnósticos específicos. Entre ellos se destacan la inmunohistoquímica, donde se usan anticuerpos y técnicas de tinción para diferenciar los distintos tipos de linfoma, citometría de flujo, citogenética y estudios de genética molecular.
Otros análisis que ayudan a diagnosticar la gravedad de la enfermedad al identificar las ubicaciones de los tumores y los órganos afectados, son: estudios mediante imágenes, como radiografías y TC de tórax, ecografías, imágenes por resonancia magnética (RM), tomografía por emisión de positrones (TEP), pruebas de detección con galio y gammagrafías óseas.
Para la ecografía se usan ondas de sonido de alta frecuencia y sus ecos para formar una imagen de los órganos y estructuras internos. Para las pruebas de detección con galio, realizadas en el departamento de medicina nuclear de un hospital, se inyecta una pequeña cantidad del elemento radioactivo galio en una vena. Con el tiempo, ese elemento se concentra en el tejido linfático. Uno o dos días después, el paciente regresa para hacerse un análisis con un instrumento sensible a cantidades minúsculas de radiación.
Si bien los TEP han reemplazado en gran medida a esta técnica más antigua, el análisis con galio todavía se usa para identificar tumores pequeños que el TEP podría no detectar. También puede usarse para diferenciar entre las anomalías del tejido linfático causadas por una infección y las causadas por un linfoma cuando el diagnóstico no es muy claro.
La gammagrafía ósea (que no debe confundirse con el estudio de densidad ósea, usado para diagnosticar osteoporosis) ayuda a identificar las áreas de hueso que podrían haber sido dañadas por el linfoma. Se inyecta una pequeña cantidad del elemento radioactivo tecnecio en la vena del paciente. Este elemento va hacia las células de los huesos y emite rayos gamma, lo cual permite formar una imagen usando un instrumento conocido como cámara gamma. Este estudio se realiza el mismo día en que se inyecta la sustancias trazadora radioactiva.
Si bien no se usan para diagnosticar linfomas, podrían ordenarse ciertos análisis de sangre después del diagnóstico del linfoma para evaluar el estado de los órganos, como hígado y riñones, o para determinar cuán avanzada está la enfermedad. También podría ser necesario hacer análisis de sangre para determinar el nivel de ciertos minerales, pues quizás deba corregirse.
Escrito por (en Inglés): Dale Kiefer
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH