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El embarazo de adolescentes hace referencia a un embarazo en mujeres de 19 años de edad o menos.
Una mujer puede quedar embarazada si mantiene relaciones sexuales vaginales con un hombre a cualquier edad después de comenzar a tener períodos menstruales regulares.
Las adolescentes corren más riesgo que las mujeres de mayor edad de tener presión arterial elevada (preeclampsia) relacionada con el embarazo y sus complicaciones. Entre los riesgos para el bebé, se incluyen nacimiento prematuro y peso bajo al nacer. La preeclampsia también puede dañar los riñones o incluso ser mortal para la madre o el bebé.
Las adolescentes embarazadas también presentan mayores probabilidades de tener anemia, que es una reducción de la cantidad de glóbulos rojos que puede provocar debilidad y cansancio y afectar el desarrollo del bebé.
Dar a luz en los Estados Unidos es más seguro que nunca antes. No obstante, sigue siendo más peligroso para una adolescente que para una mujer de 20 años de edad en adelante. Según Save the Children, 50.000 madres adolescentes en todo el mundo mueren durante el embarazo o el parto cada año (Save the Children, 2012).
Las mujeres que quedan embarazadas durante la adolescencia a veces sienten temor y preocupación de contárselo a sus familiares y amigos. Si no pueden hablar con alguien o no reciben la ayuda y la contención que necesitan, pueden sentirse aisladas y deprimidas, lo que trae aparejados problemas en el hogar y en la escuela.
Muchas adolescentes embarazadas abandonan la escuela y algunas nunca terminan sus estudios. Esto se traduce en muchas madres que, por haber quedado embarazadas durante la adolescencia, viven en la pobreza. En el caso de las mujeres que quedan embarazadas por primera vez durante la adolescencia, las probabilidades de tener más de un hijo aumentan. Una mujer con poca educación y muchos hijos a su cuidado seguramente tendrá más dificultades para trabajar y ganarse la vida.
Un embarazo saludable dura 40 semanas. Los bebés que nacen antes de las 37 semanas de embarazo son prematuros. Las madres adolescentes son más propensas a tener bebés prematuros. A veces, estos bebés presentan un desarrollo incompleto del cuerpo y el cerebro. Según el grado de prematuridad del bebé, el nacimiento antes de término puede ocasionar problemas crónicos en la salud y el desarrollo.
Los bebés prematuros también suelen tener bajo peso y, por ello, pueden tener dificultades para respirar y alimentarse. Además, son más propensos a padecer diabetes y enfermedades cardíacas al llegar a la adultez. El peso bajo al nacer también afecta el desarrollo del cerebro. Según un estudio publicado en The New England Journal of Medicine en 2002, las personas que nacieron con peso bajo tuvieron problemas de aprendizaje durante la adultez (NEJM, 2002).
Los bebés nacidos de madres de menos de 20 años de edad presentan un riesgo mayor de morir durante el primer año de vida (Weiss, 2012).
Tener un hijo siendo adolescente puede ser una experiencia atemorizante y marcar un antes y un después en la vida de una persona. Si bien es cierto que los varones que son padres durante la adolescencia no deben afrontar directamente las implicancias médicas del embarazo y el parto, tal vez deban lidiar con los mismos problemas para continuar con la escolaridad y trabajar para ganarse la vida.
Las leyes estatales varían en cuanto a cuándo una persona es mayor de edad y puede mantener relaciones sexuales sin que esto conlleve consecuencias legales. El arresto o las acciones legales en contra de adolescentes que son sexualmente activos pueden tener efectos devastadores. En algunos estados, puede ocurrir que un joven que ha cumplido la mayoría de edad (que en algunos estados es de 18 años) y mantiene relaciones sexuales con una mujer que todavía no lo es (por ejemplo, de 17 años) figure en el registro de delincuentes sexuales.
Las mujeres que tienen ciclos menstruales regulares suelen darse cuenta de que están embarazadas ante la ausencia del período menstrual. Sin embargo, es importante que la mujer no dé por sentado que no está embaraza si presenta un período menstrual poco abundante cerca de la fecha en la que normalmente lo tiene, ya que algunas mujeres presentan un sangrado muy leve durante las primeras semanas del embarazo.
Entre los signos del embarazo, se incluyen los siguientes:
En la mayoría de los supermercados y las farmacias se venden pruebas de embarazo caseras. Con estas pruebas, es posible detectar las hormonas del embarazo presentes en la orina. Son más precisas si se las utiliza cuando ha transcurrido más de una semana desde la fecha en la que debería haberse producido el período menstrual. Si la prueba de embarazo casera indica que la mujer no está embarazada, es aconsejable esperar una semana y volver a realizarla para asegurarse del resultado.
Si la prueba indica que la mujer está embarazada, debe consultar al médico para que confirme el embarazo por medio de un análisis de sangre y, posiblemente, una exploración física.
Muchas adolescentes que quedan embarazadas tienen miedo de consultar al médico. Sin embargo, es extremadamente importante que lo hagan por su seguridad y la del bebé. El médico debe analizar junto a la mujer todas las opciones disponibles en relación con el embarazo, incluido el aborto (interrumpir el embarazo mediante un procedimiento médico), la adopción (dar a luz y autorizar legalmente a otra persona a criar al bebé) o dar a luz y criar al bebé ella misma. Lo ideal es que el futuro padre y los familiares tanto de la madre como del padre participen en el proceso para tomar las decisiones más acertadas. Sin embargo, esto no siempre es posible. Los centros de planificación familiar y las oficinas de salud pública ofrecen información y asesoramiento psicológico para ayudar a las embarazadas a tomar decisiones acertadas tanto para ellas como para el bebé.
Las madres adolescentes pueden tener bebés sanos. Deben consultar al médico ni bien se enteren del embarazo y asistir a todas las consultas programadas. Una atención obstétrica adecuada durante todo el embarazo es de vital importancia para la salud y el bienestar tanto de la madre como del bebé. Es fundamental que la embarazada se alimente correctamente, haga actividad física y cuente con el apoyo y la contención familiar.
Según investigaciones, fumar durante el embarazo provoca partos prematuros y peso bajo al nacer. Por lo tanto, no debes fumar durante el embarazo.
El consumo de drogas y alcohol puede tener efectos muy nocivos en la madre y el feto, por lo que no debes consumir alcohol ni drogas durante el embarazo. Si consideras que podrías sufrir una adicción a las drogas o al alcohol, consulta al médico para informarte sobre los programas de asesoramiento psicológico y tratamiento disponibles para superar la adicción.
Toma solo los medicamentos que el médico te recete. Recuerda informarle al médico sobre todos los medicamentos de venta libre que estés tomando.
Es importante que todas las embarazadas reciban la atención médica adecuada, independientemente de la edad que tengan. Sin embargo, como durante la adolescencia el cuerpo todavía se encuentra en pleno desarrollo, consultar regularmente al médico es de suma importancia para las madres adolescentes.
Durante el embarazo, las consultas con el médico se tornarán muy frecuentes. Durante los primeros seis meses, lo más probable es que asistas a una consulta al menos una vez al mes. Durante los últimos meses del embarazo, es posible que las consultas tengan lugar semana de por medio y, durante el último mes, todas las semanas. El objetivo de estas consultas es asegurarse de que tanto la madre como el bebé se encuentran en buen estado de salud.
En el consultorio médico, te pesarán, te tomarán la presión arterial y te medirán el vientre. A medida que avance el desarrollo del bebé, el médico te palpará el vientre para determinar cómo se encuentra ubicado y le escuchará los latidos. El médico te preguntará cómo te sientes y si tienes alguna inquietud. Luego, te explicará qué puedes esperar en las próximas semanas del embarazo.
Es aconsejable tomar nota de cualquier pregunta o inquietud que tengas para poder recordarlas durante la consulta. Aprovecha las consultas para hablar con el médico sobre tu salud y la salud del bebé y sobre cualquier inquietud a nivel emocional o familiar que tengas.
Consulta al médico de inmediato si manifiestas los siguientes síntomas:
La única manera de asegurarse de no quedar embarazada es la abstinencia sexual. No obstante, si tienes una vida sexual activa, existen muchos métodos que reducen las probabilidades de quedar embarazada.
Para acceder a los diferentes métodos anticonceptivos recetados, consulta al médico o acude a una clínica que brinde atención ginecológica.
Un dispositivo intrauterino (DIU) es un dispositivo que el médico implanta en el útero. Se trata de un procedimiento que no requiere internación e impide que el óvulo fecundado se adhiera al útero. Tiene un índice de eficacia del 99 por ciento (Planned Parenthood, 2007).
Existen varios métodos anticonceptivos que inciden en los niveles hormonales para reducir las probabilidades de quedar embarazada. El más eficaz de ellos es un implante anticonceptivo, que es una tira pequeña de plástico que se introduce debajo de la piel, en el brazo. Los implantes permanecen en su sitio durante hasta tres años y tienen un índice de eficacia del 95 por ciento (Planned Parenthood, 2007).
Las píldoras, las inyecciones y los parches anticonceptivos también inciden en los niveles hormonales y tienen un índice de eficacia del 91 al 99 por ciento (Planned Parenthood, 2007).
El diafragma y el capuchón cervical son dispositivos que se introducen en la vagina antes de mantener relaciones sexuales para impedir que los espermatozoides ingresen en el útero. El índice de eficacia de estos dispositivos es del 76 al 85 por ciento (Planned Parenthood, 2007).
También puedes comprar métodos anticonceptivos de venta libre en farmacias y algunos supermercados. Aunque no son tan eficaces como los recetados, reducen las probabilidades de embarazos no deseados.
En los Estados Unidos, las tasas de embarazos de adolescentes son cada vez menores y esta tendencia se manifiesta desde hace al menos 20 años. Según los especialistas, esta disminución se debe a que los adolescentes más activos sexualmente usan preservativo. El uso correcto del preservativo puede prevenir el embarazo y brindar protección contra muchas enfermedades de transmisión sexual. El índice de eficacia de los preservativos es del 76 al 85 por ciento (Planned Parenthood, 2007).
Las esponjas tratadas con espermicida también impiden el ingreso de los espermatozoides en el útero. Si se usan correctamente, estos métodos tienen un índice de eficacia del 75 al 85 por ciento (Planned Parenthood, 2007).
Este medicamento, que se encuentra disponible bajo los nombres comerciales Plan B One-Step, Ela y Next Choice, contiene hormonas que impiden que el organismo libere óvulos en el útero y producen una irritación de la membrana que recubre el útero para inhibir la implantación del óvulo fecundado. Para quedar embarazada, es necesario que los óvulos entren en contacto con los espermatozoides y que el óvulo fecundado se implante en el útero para comenzar a desarrollarse adecuadamente. La píldora del día después podría ser una buena alternativa si la mujer considera que el método anticonceptivo que utiliza regularmente podría haber fallado o si mantuvo relaciones sexuales sin protección. Las mujeres de 17 años de edad en adelante no necesitan receta para comprar la píldora del día después. La eficacia de este método anticonceptivo es del 89 por ciento (Planned Parenthood, 2012).
Según un estudio publicado en el Journal of Adolescent Health en 2008, Las adolescentes que recibieron una educación sexual completa presentaron un riesgo de embarazos no deseados menor que aquellas que recibieron una educación sexual restringida a la abstinencia o que no recibieron ningún tipo de educación sexual (JAH, 2008).
Muchas comunidades ofrecen programas de asesoramiento psicológico y apoyo que contribuyen a la prevención de los embarazos de adolescentes. Estos grupos pueden brindar información sobre métodos anticonceptivos y ayudar a las adolescentes a tomar consciencia sobre sus propios límites sexuales para no involucrarse en situaciones que podrían derivar en relaciones sexuales sin protección y embarazos no deseados. Algunos programas ofrecen servicios de asesoramiento entre pares que pueden ser de utilidad para quienes se sientan más cómodos hablando con una persona de su misma edad. Comunícate con el departamento de salud del lugar donde vives para obtener información sobre los programas que se encuentran disponibles.
Escrito por (en Inglés): Elea Carey
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Wider, MD