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El linfoma no Hodgkin (NHL) ocupa el quinto lugar entre los cánceres más comunes, en tanto que el linfoma de Hodgkin es relativamente poco frecuente. Las personas mayores a quienes se les diagnostica linfoma de Hodgkin tienden a tener un peor pronóstico que las personas más jóvenes. Si bien el NHL puede presentarse a cualquier edad, la edad avanzada se asocia con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Por ejemplo, los veinteañeros sufren de NHL con una frecuencia de 2,4 casos por cada 100.000 personas. La incidencia de esta enfermedad aumenta a 46 casos por cada 100.000 en las personas de poco más de 60 años. Hay más casos de hombres que de mujeres y los de raza caucásica tienen mayor probabilidad de desarrollar un linfoma que los asiáticos o los afroamericanos.
No se ha identificado un vínculo específico hereditario o genético, pero las personas con un familiar cercano al que se le ha diagnosticado NHL corren un riesgo ligeramente mayor de que se les diagnostique NHL.
Ciertas infecciones se han vinculado a un mayor riesgo de tener un NHL. La mayoría de ellas causan enfermedades que afectan al sistema inmunitario. Éstas incluyen el virus de immunodeficiencia humana (VIH), el virus de Epstein-Barr, las hepatitis B y C y la infección con Helicobacter pylori.
La infección con VIH (que causa el SIDA), se asocia con un mayor riesgo de tener linfomas de grado alto, como el linfoma de Burkitt y el linfoma de células B grandes difuso. Se ha sugerido que el advenimiento del SIDA es una posible explicación para el notable aumento de los casos de linfoma a partir de la década de los 70. Si bien la cantidad de casos casi se ha duplicado desde entonces, los avances en el diagnóstico y tratamiento han mejorado significativamente el pronóstico.
El virus de Epstein-Barr, que causa la mononucleosis (la enfermedad del beso), está muy asociado con varios NHL, como el linfoma de Burkitt. La infección con este virus también se vincula con un mayor riesgo de tener un linfoma Hodgkin.
El virus humano de herpes 8 (HHV8) puede infectar a los linfocitos y se ha vinculado con un tipo de linfoma poco frecuente más comúnmente visto en personas también infectadas con VIH.
Los virus de las hepatitis B y C atacan al hígado. La infección con hepatitis C se ha vinculado a un aumento de 20 a 30 % del riesgo de tener NHL. Las personas infectadas con hepatitis B tienen el doble de probabilidad de desarrollar un linfoma que las personas que no han sido infectadas con el virus.
Helicobacter pylori es una bacteria que vive en el tracto digestivo de casi las dos terceras partes de las personas de todo el mundo. Si bien la mayoría de las personas evidentemente no está afectada por la bacteria, en algunas de ellas causa úlceras pépticas. H. pylori también es un factor de riesgo para un tipo de linfoma conocido como linfoma de tejido linfoide asociado con la mucosa gástrica (MALT, por sus siglas en inglés).
Cualquiera de las varias afecciones vinculadas a un sistema inmunitario comprometido también podrían aumentar el riesgo que corre esa persona de desarrollar un linfoma. Por ejemplo: infección con VIH, enfermedades autoinmunes, uso de medicamentos y otras terapias para suprimir el sistema inmunitario e inmunodeficiencia hereditaria.
El virus VIH específicamente ataca al sistema inmunitario, incluyendo a los linfocitos llamados células T. Se cree que el surgimiento y la diseminación del VIH a comienzos de los años 80 es reflejo de la duplicación de la cantidad de casos de linfoma a partir de los años 70.
Las enfermedades autoinmunes se producen cuando el sistema inmunitario equivocadamente ataca a los tejidos del propio organismo. Ejemplos: artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico y diabetes tipo 1. Las evidencias sugieren que hay una fuerte relación entre algunas enfermedades autoinmunes y el riesgo de desarrollar un linfoma.
La supresión del sistema inmunitario, principalmente usada para prevenir el rechazo de tejidos luego de un trasplante de órgano, se asocia con un aumento del riesgo de desarrollar un linfoma. La terapia inmunosupresiva intensiva, con fármacos modernos para suprimir la inmunidad, es un importante factor de riesgo de los llamados trastornos linfoproliferativos, lo cual incluye el linfoma.
La inmunodeficiencia hereditaria afecta la viabilidad del sistema inmunitario del organismo. Uno de los ejemplos más contundentes es la inmunodeficiencia combinada grave (SCID, por sus siglas en inglés), también conocida como la enfermedad del niño de la burbuja, llamada así por el famoso caso de una víctima que sobrevivió por 12 años viviendo en una cámara aislada estéril. Los pacientes con estos trastornos tienen un riesgo mayor de desarrollar un linfoma.
Al presente, los científicos están examinando la relación entre las toxinas y el riesgo de desarrollar un linfoma. La exposición a ciertas toxinas (como pesticidas, herbicidas y carcinógenos del entorno) se ha vinculado a un riesgo mayor de desarrollar un linfoma. Las sustancias químicas carcinogénicas como el benceno también pueden aumentar el riesgo. Ciertos medicamentos usados para tratar otros cánceres también se han vinculado a un mayor riesgo de desarrollar un NHL. Irónicamente, los pacientes que reciben quimioterapia para combatir un linfoma de Hodgkin corren un riesgo mayor de luego desarrollar un NHL.
La radiación se clasifica como carcinógena y la exposición a ella se ha vinculado a un mayor riesgo de desarrollar un NHL. La exposición a la radiación, incluso de fuentes comunes como los rayos X usados para diagnóstico, es acumulativa. En promedio, los estadounidenses están expuestos a siete veces más radiación ahora que lo que lo estaban en los años 80, principalmente debido al creciente uso (y hay quienes dicen, abuso) de la moderna tomografía computarizada (TC). En un informe publicado en 2007 en New England Journal of Medicine se estima que las TC son responsables por hasta un 2 % de los nuevos casos de cáncer en Estados Unidos.
Escrito por (en Inglés): Dale Kiefer
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH