Basándose en los factores de riesgo conocidos, el sentido común sugiere que evitar ciertas sustancias y situaciones podría reducir el riesgo de desarrollar un linfoma. Sin embargo, dado que las causas reales del linfoma no se conocen con precisión, no hay una forma cierta de prevenirlo.
Evitar las infecciones
Como la exposición a ciertas enfermedades contagiosas se ha vinculado a un riesgo mayor, sería prudente evitar la exposición a estas infecciones. Esto incluye enfermedades transmitidas por exposición a fluidos corporales, como VIH/SIDA, herpes, hepatitis B y C y el virus de Epstein-Barr.
Régimen alimentario y peso saludable
Algunos estudios han sugerido que el exceso de peso y/o mal régimen alimentario también pueden incrementar el riesgo de desarrollar un linfoma. Los regímenes alimentarios con abundantes antioxidantes naturales y compuestos de plantas beneficiosas conocidos como fitonutrientes se asocian con un menor riesgo de padecer algunos cánceres y con un menor peso corporal. Un ejemplo bien documentado de un enfoque saludable a la nutrición es la dieta mediterránea, que enfatiza el consumo de granos enteros, frutas y verduras frescas, legumbres, nueces, semillas, lácteos con bajo contenido de grasas y proteínas magras en cantidades limitadas. En esta dieta, el aceite de oliva extra virgen es la principal fuente de grasas. La misma excluye los alimentos procesados, los azúcares agregados y la mayoría de la carne roja.
Ciertos alimentos, como el té verde y la cúrcuma (especia del curry), contienen sustancias químicas que ayudan a prevenir ciertos cánceres. Como la curcumina (que es el principio activo de la cúrcuma) no se absorbe bien, debe consumirse en forma de extracto para aumentar sus posibles beneficios. Lamentablemente, a la fecha no hay datos específicos que apoyen la noción que el té verde previene el linfoma en los seres humanos. Sin embargo, en estudios de laboratorio y en animales, su principio activo, el galato de epigalocatequina (EGCG) ha demostrado interferir con numerosas vías metabólicas que se sabe subyacen en el desarrollo del cáncer.
Actividad física
Además, las evidencias sugieren que el ejercicio está vinculado a un menor riesgo de tener algunos tipos de cáncer. Si bien no se ha establecido que haya una relación entre el riesgo de tener un linfoma y el ejercicio, una mayor actividad física está definitivamente vinculada a una mejor salud general, incluyendo un menor riesgo de sufrir muchas enfermedades comunes, como diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y otras formas de cáncer, ya sea de mama, próstata, colorrectal y de endometrio. Más aún, en los pacientes a los que ya se les ha diagnosticado linfoma (y para el cual están en tratamiento), se ha observado que el ejercicio aeróbico mejora varias cosas, como la calidad de vida, el peso corporal y la movilidad.
Escrito por (en Inglés): Dale Kiefer
Revisado médicamente (en Inglés)
: Jennifer Monti, MD, MPH
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